Invertir en la prevención y reducción de riesgos con medidas estructurales y no estructurales es esencial para mejorar la resiliencia económica, social y cultural de las personas, las comunidades, los países y sus bienes, así como del medio ambiente como el entorno construido. Esas medidas son eficaces en función del costo y fundamentales para salvar vidas y prevenir y reducir las pérdidas. Es preciso un enfoque integrado constante en las esferas clave del desarrollo, como la salud, la educación, la agricultura, el agua, la gestión de los ecosistemas, la vivienda, el patrimonio cultural, la toma de conciencia pública y los mecanismos financieros y de transferencia de riesgos.